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Dana, un sexo por definir

Papá, mamá: ¿por qué tengo que usar ropa de niña si yo soy un niño?, les pregunta Dana (como le dicen sus familiares) a sus padres Maida Melhada, de 26 años, y Miguel Stocel, de 28 años, pues hace cuatro años al salir de la maternidad del Hospital Santo Tomás (HST) alertaron que el infante tenía ambos sexos.

Dana tiene mirada de niño y su cuerpecito también lo aparenta, aunque desde el primer añito la empezaron a vestir como niña. Esta fue la recomendación que les dieron los especialistas a sus padres, luego de que dos veces su cariotipo marcara 46 cromosomas xx (femenino), mientras que sus órganos internos son masculinos y en su parte externa sus genitales tienen ambas, o sea, es hermafrodita.

Cuando Dana atraviesa la puerta de su acogedora morada, en Juan Díaz, busca sus guantes de boxeo, su juguete favorito, para jugar con su papá, Miguel. No quiere jugar con muñecas ni vestirse como ellas.

Ella viste un pantalón jeans y un suéter turquesa de Hello Kitty. Tiene recogido el pelo y está sin aretes, pues poco a poco sus padres le complacen con lo que su mente desea: ser un niño, «ser como papá», explicó Maida.

«Es muy difícil porque ya ella está preguntando cosas, quiere peinarse como su papá. Ella quiere imitarlo», dijo su joven madre.

Lizmaineth Hernández, psicóloga clínica que lleva el caso, dijo que Dana está pasando por «la etapa que se produce a la inversa y recibe el nombre de complejo de electra edipo», esto quiere decir que el niño busca un objeto en el cual depositar su amor y lo descubren con su progenitor del otro sexo. Se forma entonces una tríada en la que el niño siente un enamoramiento hacia el padre.

Dana se sienta en el piso con su hermanita de 5 años. La mayor agarra un juguete de niña y Dana va para un camión. La Navidad pasada se le obsequió muñecas de regalo, pero las rayó todas, recuerda Miguel.

«Cuando salen propagandas, desea con anhelo todos los juguetes relacionados a un niño», cuenta.

A Dana nunca se le ha celebrado un cumpleaños para no confundirla más. Solo compramos un dulce sencillo, sin ninguna imagen de cómica u otro dibujo animado, añade Maida.

Dana ya sabe diferenciar entre un niño y una niña, la vez pasada viendo el libro de recortes escolares «Nacho», sensata le mostró a su madre que ella era la imagen que marcaba el libro de recortes, el sistema reproductor masculino, y su hermana el otro. «Quedé sin palabras, a veces no sabemos qué decirle», dijo.

Dana se levanta a las 8:00 a.m., comienza su aseo diario, a pesar de que su apariencia es la de un varón, se sienta en el inodoro como lo hacen todas las niñas.

Su pene tiene una malformación. En medio de sus testículos tiene la uretra, el conducto por el que pasa la orina. «En vez de pene, tiene un clítoris malformado», dijo Maida.

Hernández, su psicóloga, explicó que lo que apoya la teoría del cariotipo hembra es la parte que no terminó de desarrollarse. «No tiene nada adentro que diga que es femenina».

Maida y su cónyuge solicitaron el cambio de género en los registros del Tribuna Electoral, pero se lo negaron porque faltan pruebas médicas que determinen el sexo correcto. Está registrada con nombre de niño, lo que le dificultó su entrada a la escuela este año.

«Esperaremos nuevos resultados para poder decidir», dijo su madre, pues durante estos cuatro años ha sido criada como una niña. ¿A qué baño irá para orinar?, esto podría afectarla en la escuela, cuestionó la madre.

Cuando está en casa, Dana le pide a su padre jugar lucha. Él accede siempre a su petición. «Se quita el suéter y le incomodan sus vestidos, quiere vestirse como niño», asegura Miguel.

La directora de la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia, Idalia Martínez, dijo que estos casos se tienen que manejar con cuidado para proteger los derechos del menor de edad.

Por su parte, el psiquiatra Algis Torres, por cuestión de aclarar la condición de Dana, aseguró que es un mito que haya gente que confunda el hermafroditismo con la homosexualidad porque a través de los exámenes que determina la familia y los estudios, arrojará su preferencia. Agregó que durante sus años de estudio, este caso en Panamá no lo había visto.

Requiere más estudios

Miguel y Maida se sientan en el sillón de su casa y miran a Dana con ternura. Es una personita que se deja querer y todo lo que se está haciendo vale cada sacrificio.

Ellos piden un diálogo con el presidente de la República, Juan Carlos Varela, para que los ayude a buscar otra opinión del caso en el extranjero.

Maida explicó que están tratando de recoger dinero para que los estudios que se hicieron en Panamá puedan repetirlo en otro país y así tener una segunda opinión. Todo dependería de los nuevos exámenes para decidir una operación, porque la incertidumbre ahora mismo es si es una niña o un niño.

Se intentó contactar a la genetista del Hospital del Niño para conocer su postura sobre este esto y conocer cuántos casos más podría haber en Panamá, pero en Relaciones Públicas informaron que no quería dar entrevistas.

Mientras el tiempo corre y Dana va creciendo y haciendo más preguntas, Maida y su cónyuge aseguran que independientemente de los nuevos resultados que salgan, una vez obtengan la ayuda, seguirán queriendo a Dana, porque Dios la envío a sus brazos para darle todo el amor del mundo.

Brenda Ducreux

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