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Crónica de una ‘atracción fatal’

Se espera que hoy se dicte la sentencia contra el militar que podría ser de cadena perpetua.

El 22 de junio de 2014 marcó una fecha inolvidable para la familia Rodríguez en Panamá y Vélez, tanto en Puerto Rico como el base estadounidense de Fort Bragg, Carolina del Norte. Una muerte bárbara, inmunidades diplomáticas y un juicio medíático que le vió la vuelta al mundo.

Horas antes de morir, Vanessa Rodríguez abordó un autobús desde la ciudad de Panamá para ir hacia Las Tablas, Los Santos. Allí se encontraría con Omar Vélez Pagan, un sargento norteamericano de origen boricua que entrenaba a Los Linces en esa provincia y que laboraba para la Embajada de Estados Unidos en Panamá.

Allí la pareja se citarían en el hotel Don Jesús e irían con otros estadounidenses a ver la copa del mundial de fútbol 2014, sin embargo, Velez Pagan cambió de opinión y se fue con novia panameña hacia otra parte. Tiempo después el militar fue pescado por la policía mientras sepultaba el cuerpo de la estudiante de 25 años en una finca en Guararé, Los Santos.

“Tokal” puertorriqueño

El sargento fue encontrado culpable de homicidio no premeditado por un jurado militar, tras un escandaloso proceso penal-castrense, en la cual salieron a relucir la doble vida que Vélez Pagán tenía con tres mujeres en Panamá y su esposa en los Estados Unidos.

El militar aceptó que estaba presionado por su esposa y su novia Rodríguez, que usaba esteroides, además de la vida de “tokal” (palabra en uzbeko que se refiere a la poligamia permitida) que tenía.

El día que moriría, Rodríguez y su novio se fueron a un paraje oscuro en Los Santos, donde discutieron y Rodríguez le pegaba a su pareja mientras gritaba histérica, dijo Vélez Pagan durante el publicitado juicio,en la cual viajaron once testigos desde Panamá.

El Viernes Santo el militar narró lo ocurrido esa fatídica fecha y que su novia le reclamaba por estar casado y le daba manotazos.

“La golpée en la espalda, en la cara”, dijo en la corte. Luego explicó que la miró y el golpe se reflejó en el ojo derecho de su novia. “Se puso las manos en la cabeza y lloraba”, relató.

Cabeza aplastada

Sin embargo, para la parte acusatoria Vélez Pagan mató a su novia porque había sangre en el techo dentro del “pick up”, en el tablero, el asiento y la parte trasera había un “charcho de sangre”.

“Le aplastaron la cabeza con un neumático”, dijo la juez militar Vanessa Strobee.

No hay duda, dicen los acusadores, el sargento estaba presionado por ambos lados femeninos sobre su infidelidad al descubrirse que les mintió a las dos féminas. No se revelaron la identidad de las otras dos amantes de Vélez Pagan.

El militar señaló que el día que mató a su novia llegaron a un paraje oscuro, su pareja saltó por la ventana del carro, él coloco la transmisión en «detenerse» y se bajó, aunque su vehículo siguió la marcha, posteriormente ingresó para detenerlo. Narró que sintió que los neumáticos delantero y trasero de su derecha se levantaron.

Rodríguez estaba en el piso, dijo, la recogió y la puso en el vehículo donde supuestamente murió mientras viajaban, sin embargo, no la llevó al hospital ni notificó a las autoridades. Horas más tarde la enterraba, pero fue sorprendido por unidades policiales con la manos en la masa. Lo acusaron de homicidio no premeditado, uso de sustancias ilegales y adulterio.

Trascendió que el informe de necropsia en Panamá señaló que el cuerpo de la dama estaba irreconocible y tenía una de las orejas cortadas.

“Fue un accidente, no me lo van a creer señores”, comentó el militar durante su juicio en Fort Bragg, sin embargo, el jurado no creyó su versión de un hecho accidental. (Con información de Panamá América, Crítica y The Fayetteville Observer)

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